Empiezo con un porqué
De las razones por las que es necesario comunicar bien las políticas públicas en las sociedades complejas (y de los motivos por los que no ocurre).
Las sociedades complejas precisan de buenas políticas públicas en torno al procomún y frente a los procesos disgregadores que las amenazan, como bien apunta Heidt en ¿Por qué mueren las democracias? Buenas políticas públicas equivalen a una mejor democracia, una sociedad civil representada, sólida y eficaz, una organización competente de los procesos políticos, una adecuación de los procesos de deliberación pública de acuerdo con la realidad, comprendiendo las tendencias de futuro y las necesidades que plantea el entorno (desde la economía, el cambio climático o la geoestrategia) o un proyecto social con sentido de avance y progreso, desarrollo socioeconómico y cohesión cívica.
En esta descripción, sin duda, con tintes utópicos, el papel de la comunicación en las políticas públicas se convierte en cada vez más relevante. Relevante para los agentes políticos, sociales y económicos que participan, influyen o se ven afectados por las mismas dentro de una estructura institucional. Relevante para cada una de las etapas que se siguen, desde la definición y formulación de los problemas públicos, su preeminencia en la agenda hasta su aprobación, implantación o cumplimiento. Por tanto, para conseguir, a través de las políticas públicas, trabajar por el bien común, la comunicación tiene múltiples papeles: desde la propia concienciación, sensibilización, generación de diálogos y consensos, mejora de las propuestas o la articulación de la participación ciudadana a una implantación con respaldo social o la consecución de objetivos de forma colaborativa y cooperativa.
Pero un enunciado de estas características, en apariencia, pacífico y con posibilidades de ser suscrito por cualquiera, no concita, en la práctica, los consensos que serían evidentes por múltiples motivos. Cuestión que parte de conocer la relación entre polity (la Política, con mayúsculas, desde el punto de vista de lo ideológico, la organización de los sistemas políticos, modelos de representación y lo programático), politics (los comportamientos políticos y relaciones en el seno de la estructura y de los procesos políticos) y policies (su impacto en las políticas públicas).
Estas relaciones se han visto convenientemente envenenadas por dinámicas que van desde los hiperliderazgos, la polarización ideológica y sus beneficiarios, la conversión de la política en un escenario de entretenimiento (politaitment), por un lado, y las ideologías ‘woke’ y culturas de la cancelación de distinto signo, la realidad alternativa y las fake news (con el deterioro del valor central en una sociedad de los hechos, del conocimiento, de la ciencia en interés partidista o fanático). También por quienes detentan una visión cínica de la política que la reducen a comunicación, a un puro juego de efectismos y cortoplacismos. El espacio de lo procomún se ha visto reducido.
Políticas públicas y ejercicio de consensos
La organización del debate y espacio público en torno a las políticas públicas, en torno a su eficiencia, necesidad y efectividad lleva a una consideración de la comunicación más allá de la comunicación electoral (pero mucho más) o de la comunicación gubernamental. Son muchos los agentes concernidos (con los que comunicar y qué comunican, por lo que se precisa un ejercicio continuado de empatía ‘política’ y social) dado que, en realidad, las políticas públicas son un ejercicio de consensos. De hecho, solo la consideración de qué políticas públicas entran en la agenda pública, ya es, en sí, un ejercicio de ‘triage’ comunicativo en el que merece detenerse: qué necesidad social se convierte en un problema político o no.
Además, la articulación de las políticas públicas en el debate público conduce a lo concreto, reduce el espacio de dinámicas identitarias, obliga a la definición y al posicionamiento, requiere comparativas internacionales y conocimiento de cada asunto en términos micro, esclarece los modelos ideológicos, en torno a las medidas en torno a la visión de sociedad y de proyecto colectivo, de bien común y de progreso de nuestras sociedades y países.
Todas estas reflexiones que se contienen en este post inicial de esta newsletter, serían insuficientes si no apuntamos todos los procesos de comunicación que se derivan de las políticas públicas. Desde la participación de las políticas públicas en el relato y mito de Gobierno, la necesidad de comprensión de las necesidades, expectativas y posiciones de los agentes (de diálogo), las estrategias para la creación de clima, de fijación de agenda (agenda setting), relación con los agentes sociales y económicos (lobby), hasta la comunicación electoral o la comunicación institucional orientada, sus estrategias y sus finalidades (desde facilitar su implantación, mostrar los resultados y evaluaciones o hacer partícipes a todos los agentes económicos y sociales).
Conocer, exponer, contextualizar e Investigar sobre ello es apasionante y necesario, tanto para los propios actores políticos responsables de las políticas públicas, como para quienes se dedican al asesoramiento y la comunicación política, una industria cada vez más profesional y compleja.
Ese es el propósito de esta newsletter: explicar todos estos fenómenos, seguir la realidad de la intersección entre economía, comunicación, políticas y asuntos públicos, comprender la dinámica de relación entre las tres esferas de la política y de las políticas, explicar su virtualidad desde la comunicación, su relato en la esfera pública, para proponer y contribuir a unas políticas funcionales y ‘mejoradas’ sin influencias, ni banderías (que no sin posición o sin criterio). Y este es el primer paso.